La hamaca, una preciada reliquia del mundo

La palabra “Hamaca” tiene varios orígenes. Muchos historiadores mencionan que “Hamaca” viene de un árbol de nombre Hamak, donde se utilizaba el agave de la corteza para hacer los hilos con los que se tejían. También se dice que viene del idioma Taino (un idioma antiguo hablado por los indígenas caribeños y que significa red de pescar).

Aunque en Inglaterra se han encontrado grabados del siglo XIII donde figura la imagen de una hamaca, la misma también ya existía en la América Pre-Colombina donde los indígenas mayas de México y Centro América las utilizaban para dormir.

También se conoce que en países sudamericanos como Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil también se utilizaban, aunque éstas eran elaboradas con telas a diferencia de las mayas que eran tejidas con hilo.

Tiempo después, cuando Cristóbal Colon llegó a América, encontró que muchos indígenas utilizaban las hamacas en sus casas. Al regresar a Europa, Colón se lleva muchas de ellas, y así comienzan a volverse populares en el Viejo Mundo.

De hecho, los primeros que utilizaron las hamacas fueron los marineros británicos y españoles que la utilizaban para dormir en los barcos, siendo éstas más frescas, cómodas y que, como dato interesante, se mecían al vaivén del navío, evitando que se cayeran de estas.

Hamaca en la actualidad

Las Hamacas en la actualidad siguen siendo utilizadas por el pueblo Maya de la Península de Yucatan y de Centro América. Es más, en muchas casas el único mueble que se tiene es la hamaca. Durante la noche se usa para dormir y durante el día se utiliza como silla. De igual modo, cuando se limpia la casa solo se cuelga en la pared y se tiene el espacio sin obstáculos para el aseo.

Es una frase conocida que “los mayas nacen en una hamaca y mueren en una hamaca y durante toda su vida la usan como silla o como cama”.

urdido de una hamaca

Por último, es de señalar que la hamaca maya de algodón se considera como la más fina del mundo porque se urde (teje) con hilos delgados, haciendo que el tejido se amolde al cuerpo de la persona que se acuesta y ofreciendo un “memory foam” como sucede con las camas actuales.